Administración, Dental, Facturación

Cómo ahorrarse quebraderos de cabeza con las aseguradoras en tu clínica dental

Discrepancias en el precio de los tratamientos o tardanza en los pagos enturbian en ocasiones la relación entre aseguradoras y clínicas dentales; te contamos cómo evitarlo.

En el sector sanitario existen muchos actores de peso, desde las empresas farmacéuticas a los proveedores de equipos y, por supuesto, las aseguradoras. En el caso de las clínicas dentales, una de las quejas habituales es la imposición de tarifas demasiado reducidas de las empresas de seguros y mutuas, lo que puede suponer un quebranto económico. De igual modo, los pagos a 30, 60 o incluso 90 días no son nada infrecuentes. Otro de los problemas es que, en ocasiones, la aseguradora requiere el envío por correo postal de la boleta firmada por el paciente. Además, a veces los pacientes derivados de pólizas dentales demuestran una gran sensibilidad al precio, sin tener en cuenta factores como la calidad o el trato. Como se puede ver, la casuística es muy amplia, tanto como los remedios para afrontarla.

En qué se diferencian los seguros de salud y las pólizas dentales

Antes de seguir con el artículo, conviene hacer un pequeño repaso de las diferencias entre seguros de salud y pólizas dentales. En el primer caso, estamos ante un seguro clásico en el que, en función de la cobertura contratada por el paciente, la aseguradora paga a la clínica determinados servicios como las higienes dentales, las radiografías, las visitas o las extracciones dentales. Otros tratamientos de mayor envergadura como las endodoncias o las ortodoncias no están cubiertos por el seguro, por lo que el paciente debe afrontar el coste.
Las pólizas dentales, en cambio, ofrecen planes de descuento a los clientes a cambio del pago de una tarifa mensual o anual. La compañía suscribe acuerdos con determinadas clínicas para que sus clientes puedan beneficiarse de tales descuentos.

Principales problemas con los seguros y pólizas dentales

Existen grandes variaciones entre aseguradoras, pero estos son algunos de los escollos más habituales a los que se enfrenta una clínica dental en su día a día:

  • Discrepancias entre los precios de los que disponen los usuarios y aquellos que constan en los presupuestos ofrecidos por la clínica dental.
  • Discrepancias en los nombres de los tratamientos, lo que puede llevar a confusión con los pacientes.
  • Confusiones entre las tarifas de diversas mutuas y el pago a facultativos externos.
  • Tarifas demasiado bajas y poco rentables para la clínica.
  • Documentación extraviada en los procesos.

Algunas estrategias para afrontar los retos de las aseguradoras

Si bien algunos inconvenientes son ineludibles a la hora de trabajar con mutuas y aseguradoras, siempre existen formas de reducir su impacto. Aquí tienes algunas sugerencias.

  • Tarifas bajas. En el caso de uno de los principales problemas, que es el de las tarifas demasiado reducidas, el poder negociador de las aseguradoras es bastante fuerte. Sin embargo, existen estrategias de utilidad, tales como desglosar el servicio en varios conceptos. Así, se puede tarificar una endodoncia uniradicular en 100 € y luego añadir un suplemento por motor rotatorio de 60 €.
  • Discrepancias en los nombres y precios de los tratamientos. Conviene descargar de la web de las mutuas los listados completos e incorporarlos a la documentación de la clínica. Si se descargan en formato XML se pueden subir a programas de software de gestión. Si la nomenclatura está controlada, es más probable que los precios también estén más claros.
  • Pagos a facultativos externos. Es preciso contar con un registro de facturación riguroso que permita documentar los pagos de pacientes particulares y de mutuas a la hora de calcular los porcentajes correspondientes a los facultativos externos.
  • Pagos demasiado dilatados. Como siempre, esto dependerá de las empresas con las que se trabaje, pero conviene asegurarse de que los contratos con las aseguradoras garanticen unos plazos ágiles antes de comenzar a trabajar con ellas. Aquí, contar con un buen flujo de caja y una contabilidad en tiempo real puede ayudarnos a detectar áreas problemáticas.

Conclusión

El modelo de trabajo con mutuas y aseguradoras ha venido para quedarse y, de hecho, tiene un peso cada vez mayor. Según datos de UNESPA, un 8 % de los españoles cuenta ya con un seguro dental, y la cifra total de asegurados ha pasado de dos millones en 2011 a más de cinco millones en 2019. Por tanto, evitar el caos con las empresas de seguros gracias a un registro riguroso de las mutuas con las que se trabaja, los nombres de cada tratamiento y sus respectivos precios o descuentos es crucial para la sostenibilidad del negocio.

La trazabilidad del proceso depende, en buena medida, de una digitalización eficaz de la clínica, y del uso de herramientas de software apropiadas. Si quieres más información acerca de las posibilidades del software de gestión para manejarte en el mundo de las mutuas y las aseguradoras, te recomendamos que eches un vistazo al programa de gestión de clínica Gestiona by Klinikare que, entre otras múltiples funcionalidades, te permite: